El deseo también construye quién somos
La sexualidad no es un accesorio. Es parte central de la identidad. El placer, el cuerpo y el deseo nos ayudan a conocernos, habitarnos y afirmarnos.
DISCAPACIDAD
4/10/20251 min leer
Desde chicos nos enseñan muchas cosas sobre cómo debemos ser. Pero pocas veces nos enseñan a sentir, a desear, a nombrar lo que nos gusta. La sexualidad suele estar silenciada, especialmente en personas con discapacidad, cuerpos diversos o expresiones que no se ajustan a la norma. Sin embargo, el deseo forma parte esencial de la identidad.
Explorar la propia sexualidad no es solamente una cuestión de placer físico. Es una forma de descubrir quién soy, qué me atrae, cómo me relaciono con mi cuerpo y con los demás. Poder decir "esto me gusta", "esto no", "esto quiero probarlo" también es construir autoestima, autoconocimiento y presencia.
Acompaño a muchas personas a transitar ese camino: personas que no habían tenido contacto íntimo real, que sentían vergüenza de su cuerpo o que nunca se sintieron deseadas. Y lo que aparece ahí es potente: cuando el deseo es habitado con libertad, la identidad se fortalece. El cuerpo ya no es solo funcional o disfuncional: es propio, vivo, deseante.
La ESI lo dice claro: la sexualidad es parte de la formación integral. Pero más allá de la ley, lo que veo en cada encuentro es esto: cuando alguien se anima a desear, empieza a ocupar su lugar en el mundo con otra fuerza. Porque el deseo no solo excita: también afirma. También construye.
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