Fetichismo y discapacidad: el derecho al goce
Las personas con discapacidad también tienen fetiches y merecen explorarlos
4/5/20251 min leer


Fetichismo y discapacidad: el derecho al goce
Hablar de sexualidad en personas con discapacidad es abrir una puerta muchas veces cerrada por prejuicios, por tabúes, por una mirada que las infantiliza o las vuelve invisibles. Pero la sexualidad no desaparece por tener un cuerpo que funciona de manera distinta. Al contrario: muchas veces se vuelve un territorio aún más rico y sensible para explorar.
El fetichismo, lejos de ser una rareza, es una vía legítima de placer. Para algunas personas, la adoración de pies, el cuero, los roles, los juegos de poder o la entrega sensorial pueden ser formas profundas de conexión consigo mismas y con otros. El derecho al goce no se limita a lo coitocentrista, a la genitalidad directa, ni a un único guion sexual. El goce es un universo amplio, lleno de maravillas, donde las fantasías también merecen ser habitadas.
Tener a alguien que sepa acompañar esa exploración, sin juicios, con herramientas, sensibilidad y deseo de verdad, no es menor. Es un privilegio que amo de mi trabajo: ser guía, ser apoyo, ser presencia real en ese momento íntimo y único. Todas las personas tienen derecho a elegir su forma de disfrute: erótico, sensual, íntimo, tierno o salvaje.
Ese derecho también lo tienen las personas con discapacidad. Y ejercerlo no es solo válido: es hermoso, justo, y profundamente humano.
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