Organizar la primera Mesa de Reinas fue un salto al vacÃo.
Un juego de entrega, poder y complicidad que terminó siendo mucho más que una experiencia sexual o lúdica.
Detrás de lo que se vio —las luces, los cuerpos, las risas y los juegos— hubo horas de conversación, de confianza y de planeamiento.
Elegir a las Reinas no fue solo elegir a mujeres dominantes; fue elegir a mujeres con presencia, humor, deseo, y esa mezcla de ternura y autoridad que convierte el juego en arte.
Elegir a los sumisos tampoco fue fácil: querÃamos hombres reales, sensibles, dispuestos a entregarse sin exigir. QuerÃamos presencia, no performance. Y eso llegó.
Un domingo cualquiera con ropa discreta
Los cuerpos llegaron slgunos de desvistieron otros se pusieron sus ropas de juego se acomodaron solos, las miradas se cruzaban, las risas se mezclaban con silencios.
Uno de mis momentos favoritos fue el baile: ellos, vendados, moviéndose torpes y hermosos, mientras nosotras reÃamos en voz baja.
También el ritual del vino, ese instante en que la tensión se volvió juego, y el juego confianza.
Las reinas no solo jugaron también hicieron 3 shows cargados de erotismo
Y al final, los mates. Porque después de tanta intensidad, también hay que volver: bajar, respirar, mirarnos y reconocernos humanos otra vez.
Vinieron seis hombres muy distintos entre sÃ, y eso fue parte de la magia.
Uno de ellos tiene 65 años y convive con Parkinson; otro tiene 83 —y en la próxima merienda festejará con nosotras sus 84—.
También hubo un chico de 26 años.
Esa diversidad, tanto de cuerpos como de historias y deseos, fue lo que volvió tan único el encuentro.
Porque el erotismo, cuando es consciente, abraza todas las edades, las corporalidades y las formas de sentir.
Nosotras adaptamos cada dinámica a ellos, para que todos pudieran disfrutar y participar desde su propia disponibilidad.
Y eso fue hermoso: ver cómo cada uno encontraba su modo de jugar, su ritmo, su entrega.
Escuchar sus devoluciones fue conmovedor.
Hablaron de cuidado, respeto y entrega.
De sentirse observados, sostenidos, deseados.
Nosotras también lo sentimos asÃ, desde el otro lado: la dominación como una forma de lectura del otro, de sostener el juego sin que nadie caiga.
Lo que sucede ahà no es solo una puesta en escena: es un acto psicomágico, como dirÃa Jodorowsky.
Una forma de reescribir el cuerpo, de jugar con la mente, de volvernos otros por un rato.
Es teatro, es deseo, es comunidad.
Y esto recién empieza.
Porque la próxima Mesa de Reinas ya tiene fecha y nombre:
💦 La Iniciación 💦
Un espacio Ãntimo y cuidado para quienes quieran vivir su primera experiencia de entrega y juego.
Será el domingo 26 de octubre a las 16 hs, y las puertas se abrirán solo para unos pocos.
Si sentÃs curiosidad, si querés descubrir cómo se siente rendirse al juego con conciencia, este puede ser tu momento.
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